Cada noche acaba un poco más
rota, cada día despierta un poco más vacío. Acaricio mi cuerpo intentando sanar
las heridas de la soledad. Viendo que la vida está ahí, está aquí, y está para
vivirla. La vida no hay que buscarla, porque la vida está mientras estemos
vivos. Y está llena de todo, tiene todo, todo lo que no sabemos ver, todo lo que
dejamos pasar en espera de que llegue. No tenemos que encontrarnos, porque
estamos aquí, no estamos perdidos. Somos esto, lo que nos sucede a cada instante,
el dilema es la no aceptación de lo que somos ni lo que vivimos. Se dibujan palabras
preciosas que no se ponen en práctica. Observamos las redondeces de nuestras
sombras, miramos continuamente hacia adentro sin darnos cuenta que ahí afuera
hay más. Gente que nos quiere, gente que también necesita, gente con sus
propias heridas que somos incapaces de ver, y aún menos ayudar, porque estamos demasiado ocupados mirando nuestro
centro. Centro que se vuelve egocéntrico cuando no somos capaces de ver más allá de
nuestras propias fronteras. La vida es corta y el alma es amplia, aunque
rumiemos la contra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
la vida senos puede ir cuando menos los pensamos
Cierto amig@, así es. Saludos.
Muy bueno lo que escribiste ! Lo he copiado en mi blog, con tu nombre obvio !
Un abrazo !
Gracias. Y... puedo saber cual es tú blog?
Publicar un comentario