El regreso de Ulises

Author: Beatriz Sy /


Pero lo que no saben en el pueblo es que Penélope iba cada día a la estación empujada por el miedo, casi ya sin marcas en su cuerpo. Rezando para que ningún tren lo traiga de regreso, con la pistola cargada en su bolso de piel marrón.

Tanto monta

Author: Beatriz Sy /



Las paredes se estrechan. Poco a poco van formando un rectángulo irrisorio. El sentimiento de ahogo es casi indescriptible, similar a los textos leídos en las tardes de domingo, en los navegables escritos de autores aburridos de esos días -con sus tardes-y las mismas paredes que estas, las que abruman y se prestan a un reparto equitativo.


Difícilmente logro averiguar si han parado, si las múltiples valijas que plagan el cuarto han hecho de freno seguro al final de unos días, o simplemente los días han finalizado. Maletas repletas de sueños vacíos, quizás tan solo maletas vacías repletas de sueños -que tanto monta- aunque no es lo mismo, pero es igual. Preparadas para un viaje interminable donde solo se encuentra el oasis mientras no acabas de llenarlas. Medias llenas, medias vacías. Casi preparadas para el comienzo del viaje, aunque no puedo decir hacia donde, es destino aún por decidir.


Lo que más cuesta es desempacar los adioses, estaban bien guardados en el doble fondo de algunas de ellas. Se quedan allí -más bien los dejo-dormitando después de cada partida. Nunca los saco en la esperanza de no tener que usarlos. Su sonido arde en los labios, deja una sequedad propia de los perdidos en el desierto. Desiertos de soledades, música lúgubre para oídos llenos de silencios.


Balbuceo cada letra, se contraen en resistencia consensuada por cada una de ellas. Se estiran, salen de forma similar a un parto provocado. Dormidas, sollozantes. Negadas a ver la vida pero sin poder evitarlo, respiran; y las paredes se estrechan.