Tanto monta

Author: Beatriz Sy /



Las paredes se estrechan. Poco a poco van formando un rectángulo irrisorio. El sentimiento de ahogo es casi indescriptible, similar a los textos leídos en las tardes de domingo, en los navegables escritos de autores aburridos de esos días -con sus tardes-y las mismas paredes que estas, las que abruman y se prestan a un reparto equitativo.


Difícilmente logro averiguar si han parado, si las múltiples valijas que plagan el cuarto han hecho de freno seguro al final de unos días, o simplemente los días han finalizado. Maletas repletas de sueños vacíos, quizás tan solo maletas vacías repletas de sueños -que tanto monta- aunque no es lo mismo, pero es igual. Preparadas para un viaje interminable donde solo se encuentra el oasis mientras no acabas de llenarlas. Medias llenas, medias vacías. Casi preparadas para el comienzo del viaje, aunque no puedo decir hacia donde, es destino aún por decidir.


Lo que más cuesta es desempacar los adioses, estaban bien guardados en el doble fondo de algunas de ellas. Se quedan allí -más bien los dejo-dormitando después de cada partida. Nunca los saco en la esperanza de no tener que usarlos. Su sonido arde en los labios, deja una sequedad propia de los perdidos en el desierto. Desiertos de soledades, música lúgubre para oídos llenos de silencios.


Balbuceo cada letra, se contraen en resistencia consensuada por cada una de ellas. Se estiran, salen de forma similar a un parto provocado. Dormidas, sollozantes. Negadas a ver la vida pero sin poder evitarlo, respiran; y las paredes se estrechan.

3 comentarios:

Violeta dijo...

Poema "El Equipaje Abierto" de Felipe Benitez Reyes



De todo comienza a hacer bastante tiempo.

Y en una habitación cerrada
hay un niño que aún juega con cristales y agujas
bajo la mortandad hipnótica de la tarde.

Comienza a hacer de todo muchos años.

Y la noche, sobrecogida de sí misma,
abre ya su navaja de alta estrella
ante la densa rosa carnal de la memoria.

Comienza a ser el tiempo un lugar arrasado
del que vamos cerrando las fronteras
para cumplir las leyes
de esa cosa inexacta que llamamos olvido.

Y llega la propia vida hasta su orilla
como lleva el azar la maleta de un náufrago
a la playa en que alguien la abre con extrañeza
?y esa ridiculez de disfraz desamparado
que adquieren los vestidos de la gente al morir.

Lejano y codiciable,
el tiempo es territorio del que sólo
regresa, sin sentido y demente,
el viento sepulcral de la memoria,
devuelto como un eco.

Como devuelve el mar su podredumbre.

Todas nuestras maletas
reflejan la ordenación desvanecida
de un viaje
que siempre ha sucedido en el pasado.
Y las abrimos
con la perplejidad de quien se encuentra
una maleta absurda
en esa soledad de centinela
que parecen tener las playas en invierno.

Beatriz Sy dijo...

Gracias, Violeta. Curioso leer esto, parece que no soy la única a la que se le ocurre escribir y mezclar maletas, equipajes, cuartos, tardes,... todo en uno.
Un beso muy grande.

El Ángel... dijo...

El viaje ya empezó y nunca se detiene, lo que cambia son los compañeros de viaje y algunos nos dejan la maleta media llena de sueños frustrados. Muy bonito.

Besos Fénix

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